Al analizar la historia de la U.M.R.P.S.F.X.CH. nos encontramos con diferentes
facetas de casi cuatro siglos de vida institucional.
No entra en duda la eminencia con la que ha influenciado en América del sur y
particularmente en la célebre ciudad de la Plata hoy Sucre, ilustradora de
virtudes y sabiduría, esparcidora de la luz en la cátedra del pensamiento; supo
responder a las necesidades de diferentes épocas, cruzando serena su camino a
veces cubierto de espinas, pero sin desmayar por la grey, porque su espíritu se
basa en las vastas fuentes de la ciencia e investigación; aun tropezando, nunca
perdió su grandeza.
El nombre de la egregia Universidad y su autonomía, ahora y siempre será
recordada con respeto y gratitud por la juventud, nada, ni nadie empañará el
terso cristal de su reputación. La intensidad de su obra se sobrepone a las
pasiones contemporáneas. Por esta y otras razones, al hacer esta presentación de
una obra tan grande y minuciosa por parte del Dr. Antonio Dubravcic Luksic,
valoro en sumo grado su esfuerzo, investigación y aporte, mismo que se guardara
en los anaqueles del Alma Mater, Crisol de Libertad y el Saber.
Ing. Walter Arizaga Cervantes
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Historia y Simbolismo de la Universidad de
Chuquisaca
(1624
– 2014)
Antonio
Dubravcic Luksic*
* Ex
Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chuquisaca. Ex Vicepresidente de la Sociedad Geográfica y de Historia “Sucre”
INTRODUCCIÓN
La Universidad de Charcas, La Plata o Chuquisaca, en el virreinato del Perú, tuvo
su Real Cédula fundacional muy posterior a de las universidades de Santo
Domingo, Lima México y Córdoba. El emperador Carlos V le concedió la fundación
mediante Real Cédula de 11 de julio de 1552, fue obra del fundador de la
Universidad de Lima, Fray Tomás de San Martín, primer Obispo de la Diócesis. No
se sabe con precisión las razones que influyeron para que se postergara la
aplicación de esta Real Cédula fundacional. Algunos historiadores como Rodríguez
Cruz
(1),
opinan que tal vez se debió a la muerte de su promotor (Fray Tomás), ocurrida el
29 de marzo de 1554; años después, cuando inició sus actividades, tuvo una
destacada actuación en el campo académico y político del Alto Perú.
Fue
en el siglo XVII, cuando Charcas logró su universidad, pero no precisamente por
efecto de la Real Cédula, sino más bien por iniciativa de la Compañía de Jesús,
cuyas gestiones fueron decisivas para lograr su creación. Con anterioridad se
realizaron otras peticiones a la corona, tanto desde la sede arzobispal, como de
la Real Audiencia. En 1621, los jesuitas fundaron un colegio, cuyo
funcionamiento oficial en 1623 estuvo a cargo del rector del colegio de La
Plata, padre Luis de Santillán; fue este plantel jesuítico el que posteriormente
dio origen a la erección universitaria.
Poco
después, el 27 de marzo de 1624, el provincial Juan Frías de Herrán,
fundó oficial y
solemnemente, estableciendo la primera estructura curricular,
sus
primeras constituciones y reglamentos que corresponden a la etapa jesuítica, así
como que se le diera autoridad y reconocimiento a la Compañía para dirigir la
institución y otorgar los grados académicos respectivos.
Frontis del Edificio Central de
la Universidad
Ese
tipo de organización influyo directamente en la educación, porque si bien, la
enseñanza impartida en la mayor parte de las universidades hispanoamericanas en
los siglos XVI, XVII y XVIII, se reducía al conocimiento de la lengua latina,
los estudiantes de nuestra Universidad, llegaron a familiarizarse con la lectura
y estudio de los mejores poetas clásicos, con la comprensión y análisis
filosófico, que comprendía el estudio de las súmulas (lógica), física,
metafísica, teología, escolástica, cánones y escrituras.
La
expulsión de los jesuitas en 1776 fue un duro golpe para la instrucción
pública en Chuquisaca. Sin embargo, se inició una nueva etapa en la historia de
la Universidad de Charcas, llamada juristica(2).
El
nuevo modelo fue organizado sobre las bases del derecho de Regio Patronato
y la dirección de la Junta de Temporalidades. No obstante, la Universidad no
perdió su misión de forjar a la nueva juventud, ni tampoco permitió que se
perdiera el objetivo de preparar a los jóvenes para que fueran partícipes
activos en el proceso de la emancipación americana.
No
por casualidad, el primer movimiento político de emancipación y libertad, que
culminó con la Independencia de la República de Bolivia, fue dado en Chuquisaca
el 25 de Mayo de 1809 por gente formada en esta Universidad
La
Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca en el Alto Perú, hoy Bolivia,
fue importante por diversos aspectos en su trayectoria histórica. Es destacable
el esfuerzo desempeñado por la Compañía de Jesús, impulsora y fundadora de la
institución, hasta su expulsión de los Reinos de España en 1767. Esta
Universidad se convirtió en una de las más reconocidas del Nuevo Mundo, es
imposible negar su gran relevancia e importancia en la historia sudamericana.
En
lo que respecta a su destacada labor en el proceso de emancipación, el
claustro de la Universidad tuvo una actuación relevante en los acontecimientos
de la Revolución de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809. Esta demostración indica
el carácter de su indiscutible desempeño, en la independencia de las colonias
americanas del imperio español, a través de la educación de un importante número
de líderes, quienes más tarde formaron los primeros gobiernos independientes del
Cono Sur.
El
historiador Clément Thibaud,(3)
señala que “la Academia Carolina de Charcas fue una escuela de dirigentes
para la independencia”, ya que en su tiempo era la única institución de
estudios jurídicos de importancia en todo el Río de la Plata y el Virreinato del
Alto Perú, hecho que sin duda aportó a esa juventud gran parte de los recursos,
con los cuales forjaron los valores intelectuales de la independencia.
Se
recuerda que los pueblos del viejo continente exhibieron universidades
seculares, cuyos orígenes son muy antiguos, como sucedió con la Universidad de
El Cairo (Egipto), fundada en 988; la de Bolonia (Italia) establecida en 1089;
Montpellier (Francia) en 1220; Oxford (Inglaterra) en 1096; la de París
(Francia) en 1150; y la de Salamanca (España), fundada en 1218.
(4)
Por
razones obvias, la fundación de universidades en Hispanoamérica ocurrió más
tardíamente.
Luego de haber transcurrido algo más de cuatro décadas del asentamiento de los
españoles en tierras de América, empezaron a fundarse escuelas, colegios de
estudio y universidades. En el caso de estas últimas instituciones, la primera
universidad fundada en América fue en la isla de Santo Domingo, denominada
Universidad de Gorjón, obra de los religiosos dominicos en el año de 1538, por
Bula papal de S.S. Paulo III. (5)
El
12 de marzo de 1551, la Cédula Real, aprobada por Felipe II, recién llegó a Lima
en 1553, procediéndose a la fundación en memoria de Don Carlos, en el año de
1574. Se le dio el nombre de San Marcos.
La
Universidad de San Francisco de Quito fue confirmada por el Papa Sixto V por
Bula del 20 de agosto de 1586. La Universidad de Santa Fe de Bogotá, se fundó en
1610, con el nombre de San Bartolomé.
El
Obispo de Córdoba Fr. Fernando Trejo y Sanabria, fundó la Universidad de
Córdoba en 1613, pero fue en 1622 cuando dispusieron del Sello de la Autoridad.
Los papas Gregorio XV y Urbano VIII, así como los reyes Felipe III y Felipe IV,
aprobaron el contenido de sus estudios.
(5)
En
1624, se fundó en La Plata la Universidad de San Francisco Xavier por el padre
Provincial Juan de Frías y Herrán. En el mes de febrero de 1621, existía el
Colegio de San Juan Bautista, por la provisión del Virrey Príncipe de Esquilache.
Sin
olvidar las conquistas del siglo XVIII, como la revolución francesa, la
imposibilidad de sostener la interdicción de ideas entre las colonias españolas
y el resto del mundo, puede catalogarse a la ciudad de La Plata como, “el
pueblo más civil”, según expresión de varios historiadores, y fue allí donde
se fraguó “el pensamiento de libertar a
las colonias hispano-americanas”.
Por
esos motivos insistimos, la Universidad de Charcas fue la que condujo a los
hijos del Alto Perú por el camino de la libertad. Se puede afirmar que el
estallido del 25 de mayo de 1809, constituye el producto de la incubación
universitaria en primer término, asociada a otras causas secundarias, fenómeno
que no pudo realizarse en Lima por la acción letal del Virrey; algo parecido
ocurrió en Buenos Aires en 1810, como consecuencia de las dos invasiones
inglesas, la gente adquirió conciencia de su poder material, al mismo tiempo que
se le ofrecía el recurso intelectual suficientemente desarrollado, constituyendo
el único motor de las grandes transformaciones.
___________
1 Ver al respecto a RODRÍGUEZ Cruz A:
Historia de las universidades hispanoamericanas. Instituto Caro y Cuervo,
Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, Bogotá, 1973,1.1, p. 353.
2 WUST, A: La Universidad de San Francisco Xavier, cuna espiritual de la
independencia americana, Revista Latinoamericana, México, 1958.
3 ZAVALA Córdova, Gonzalo: Clément Thibaud, La Academia Carolina y la
independencia de América. Los abogados de Chuquisaca (1776-1809), Sucre,
Editorial Charcas, Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, Archivo y
Biblioteca Nacionales de Bolivia, 2010, 161 p.
4 ABECIA Valentín y Mallo Nicanor: Historia de Chuquisaca, Editorial Charcas,
Sucre, Bolivia, 1938, p. 171.
5 ABECIA Valentín y Mallo Nicanor: Ibídem
*****************
CAPITULO I
LOS PRIMEROS JESUITAS EN LA PLATA
En el año de 1574, con el objeto de organizar el Virreinato del Perú, llegó a la ciudad de La Plata el Virrey don Francisco de Toledo acompañado de su séquito, como asesores teológicos, a los primeros jesuitas que llegaron a esta ciudad: los padres Jerónimo Ruiz de Portillo y Juan de la Plaza. Posteriormente, arribaron a la ciudad los padres José de Acosta y Luis López, en sus dos primeros meses de estadía, se dedicaron a impartir los ministerios propios de la Orden: prédicas, ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual y confesiones. Posteriormente se trasladaron a Potosí, donde formaron un equipo apostólico que dio grandes frutos tanto entre españoles como entre indígenas, de tal manera que ante el pedido de la población se fundó un colegio en 1577. (6)
Fundación del Colegio de Santiago Apóstol (22 de febrero de 1621)
En el año 1591, el trabajo que realizaron los Padres Manuel Vásquez y Antonio Vega, despertó en la Villa en La Plata el clamor popular con el objeto de exigir una permanencia estable y definitiva de los jesuitas en la ciudad. El Cabildo secular haciendo eco de la solicitud de los pobladores realizó su petición formal a la Real Audiencia, para que en ejercicio del Real Patronato dé su aprobación y encomiende a su Procurador la ejecución del trámite. Sin embargo, ante la idea de que pudiera establecerse una nueva orden religiosa en la ciudad, se produjo una férrea oposición de los cuatro conventos de las órdenes religiosas más antiguas y de sus sectores afines.
Gracias al apoyo de don Alonso de Cepeda, Presidente de la Audiencia, los oidores de ambos cabildos: el secular y el eclesiástico, así como decididos amigos, allanaron los inconvenientes. Así, a mediados de 1591, se fundó el Colegio de la Compañía de Jesús en la Plata, con el nombre del Apóstol Santiago el Mayor, institución que estará marcada, hasta el final de sus días, por dos principales objetivos: el apostolado y la misión con los indígenas por una parte, el apostolado y la misión intelectual con los españoles, por otra.
Labores apostólicas y docentes
Durante el siglo XVII el Colegio de Santiago, parecía una “colmena de varones apostólicos”, pues los miembros de la comunidad jesuítica estuvieron abocados a una intensa actividad de evangelización de los indígenas a través de las cofradías del Niño Salvador, los sermones públicos, las misiones rurales y las misiones entre infieles.
El sector español fue atendido por intermedio de las congregaciones marianas, las prédicas, las misiones urbanas sobre todo, con la labor docente y académica. (7)
A principios del siglo XVII los miembros de la esta comunidad, volcaron sus intereses para atender al numeroso colectivo humano de los esclavos africanos afincados en la ciudad. Organizaron una cofradía similar a la de los indígenas. En la década de los años veinte y treinta este ministerio cobró nuevos ímpetus con la llegada del prestigioso padre Diego de Torres Bollo, quien a pesar de su avanzada edad y después de su gigantesca obra de organización en la Provincia del Paraguay y de sus Reducciones, terminó sus años apostólicos en la capital de los Charcas.
Desde el inicio, el Colegio de Santiago se constituyó en una institución dedicada a la educación. Las primeras letras que impartieron a los niños, se llamó la “decuria”, normalmente estuvo a cargo de algún jesuita estudiante. El Colegio también ofreció a la juventud la formación en gramática y humanidades que se llamó “latinidad”. Estos estudios tuvieron un nuevo impulso, cuando a partir de 1606, durante el rectorado del padre Juan Frías de Herrán, se acomodaron las nuevas directrices de la Ratio Studiorum, establecidas en todos los centros educativos de la Compañía de Jesús.
Por su parte, la Cofradía de los indios llamada del Niño Jesús participó de este sistema de educación, al disponer de su propia escuela donde se enseñó a los niños, hijos de los cofrades, letras, cuentas y música.
Fundación del Colegio Real de San Juan Bautista (10 de abril de 1621)
Los antecedentes de la fundación de San Francisco Xavier revelan que el “Colegio Real de San Juan Bautista” fue el principal precursor para que los religiosos jesuitas fundaran en 1624 la ilustre Universidad que desde la época de Audiencia de Charcas, hasta el día de hoy es reconocida por su prestigio académico y motor fundamental de la economía local de Chuquisaca.
El año 1621, vecinos, caballeros y personas más principales de la ciudad de La Plata habían pedido fundarse en ella un colegio de estudiantes para que en él se críen en letras y virtud los hijos de los caballeros de aquella república y comarca.(7)
El 10 de abril de ese año, a solicitud del procurador general de la Compañía de Jesús, padre Alonso Fuertes de Herrera, y a nombre del sacerdote Juan de Frías y Herrán, el virrey Joseph de Cáceres y Ulloa dio el título de “Colegio Real del Señor de San Juan Bautista” al colegio de los jesuitas en La Plata.
Dos cátedras de estudios superiores.
Lo que dio mayor relevancia a los estudios en el Colegio de Santiago, fueron las dos cátedras que se pusieron al servicio de la formación del clero de la arquidiócesis platense.
La más antigua fue la de “Lengua Índica” que se estableció para responder a las exigencias de las disposiciones reales (8) y al mandato de los Concilios Limenses que obligaban a los aspirantes al sacerdocio y a los candidatos a los cargos de párrocos o doctrineros a mostrar suficiencia y dominio de las lenguas de los indígenas.
A partir de 1593, y durante treinta años, la Cátedra de Lengua Índica estuvo a cargo del padre Diego de Torres Rubio, quien escribiendo gramáticas y vocabularios en Aimara, Quechua y Guaraní puso las bases de esta cátedra que tuvo un brillante desarrollo hasta la expulsión de la Compañía en tiempos de Carlos III (Agosto de 1767).(8)
Luego de siete años de vacancia de su sede, el Arzobispado de La Plata, en fecha 18 de Octubre de 1610, recibió al primer Arzobispo don Alonso de Peralta, quien al percatarse de la realidad de su grey descubrió la triste situación de la evangelización de los indígenas y la débil atención pastoral a los feligreses.
El 23 de Septiembre de 1580 desde Badajoz el Rey Felipe II envió a la Audiencia de Charcas una Cédula Real en la que disponía la creación de una Cátedra de Lengua General en el sitio más adecuado donde se hallase “la persona más inteligente de la lengua general de los indios” para que la “leyese”. Al mismo tiempo encargaba a los Obispos de la jurisdicción de Charcas no ordenen a los que ignoren la lengua de los indios y que, más bien, dicho conocimiento sería mérito a tener en cuenta a la hora de conceder beneficios, que los curas que tuviesen doctrinas sin saber el idioma debería cursar las lecciones, aprobar examen de suficiencia y presentar certificado que lo acredite, caso contrario los beneficios de las doctrinas de las que gozaban quedarían vacantes, etc.
Una de las mayores causas de ese abandono, fue la escasa formación de los párrocos para subsanar el mismo, buscó el apoyo del Colegio de los Jesuitas, y dispuso la fundación de la segunda de las cátedras: de Teología Moral y Casos, iniciando sus lecciones en 1611, con la participación de cuarenta oyentes, todos ellos clérigos de la Arquidiócesis.
El primer Arzobispo de la Villa de La Plata, planteó la necesidad de fundar una Universidad en Chuquisaca. Tres años antes, en 1607 los colegios “de arriba” (entiéndase de la Audiencia de Charcas) de la Compañía de Jesús del Perú, presentaron al Padre General en Roma un extenso y muy ponderado postulado para que dichos colegios puedan acoger un noviciado en “estudios” (formación superior) y en Teología para los estudiantes jesuitas criollos de la región, con la posibilidad de recibir alumnos externos. Los fundamentos de esa representación tomaron en cuenta las distancias que existían para llegar a Lima, lo nocivo del clima de esa ciudad, y la necesidad de formar personas que sirvan a su tierra. (9)
Se planteó la necesidad de crear una Universidad en Chuquisaca
En 1613, la Audiencia de Charcas, elaboró un memorial, enviado al Rey, en él se justificaba la necesidad de fundar una universidad en la ciudad de La Plata. En 1606 se dispuso que el Obispado se convierta en Arzobispado, se dispuso que la ciudad de La Plata, sea la sede Metropolitana. Esa iniciativa despertó el apoyo de los vecinos y del Arzobispo, que vieron la necesidad de contar con un centro de formación para los estudiantes del distrito de Charcas y de las gobernaciones del Paraguay y de Tucumán. Así se evitaría a los estudiantes el traslado penoso de 330 leguas desde Charcas, y más de 800 leguas desde Tucumán y del Paraguay, hasta Lima donde “con la diferencia de los temples enferman y mueren” (9).
Del Colegio Real de San Juan Bautista, a la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca.
Don Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, Gobernador y Capitán General de reinos y provincias del Alto Perú, mediante provisión de 10 de abril de 1621, ordenó la fundación de un plantel educativo con la categoría de Colegio Real al que llamó San Juan Bautista.
Fundación de la Universidad de San Francisco Xavier. (27 de marzo de 1624)
Al respecto el historiador Valentín Abecia señala que: (10)
“En el documento titulado Patente de la fundación de la universidad, el padre Juan de Frías Herrán, como prepósito y provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, dijo que con la universidad los jesuitas deseaban mostrar el amor que su orden tenía por la ciudad de La Plata dando a sus hijos doctrina y letras con las que vivan virtuosamente y oficio, erijo, establezco y fundó en nuestro colegio de esta ciudad de La Plata una Universidad, para que los estudiantes que cursen en ella o hubieran estudiado en los demás colegios de estos reinos y provincias del Perú puedan ser y sean graduados de bachilleres, licenciados, maestros y doctores en las facultades que cursasen... Nombró por rector de la Universidad al padre Luis de Santillán. Nombró por cancelario y prefecto de estudios al padre Ignacio Arbieto, por ser puedan ser honrados, aprovechados y sujetos de grandes esperanzas.
Declaró solemnemente: Por la autoridad que nos está concedida por la Bula Apostólica (de Gregorio XV) y Privilegio Real (de Felipe Tercero), con las provisiones de los señores virreyes y decreto de la Real Audiencia de Charcas y usando asimismo de la facultad de mi sujeto consumado en letras, que ha enseñado Teología muchos años en nuestro colegio de Lima. Instituyo seis cátedras: Cátedra de Prima, a cargo del padre Ignacio de Arbieto; Cátedra de Vísperas, a cargo del padre Francisco Lupercio, cuyas letras, virtud y ejemplo son notorios en la ciudad. Cátedra de Teología Moral, a cargo del padre Miguel de Salazar, persona muy docta y de toda satisfacción; Cátedra de Artes, a cargo del padre Ferdinando Reiman, cuyas letras y modo de enseñar son conocidos y notorios en nuestra provincia; Cátedra de Mayores y Humanidad, a cargo del padre Federico Tornabona, eminente y consumado no solo en letras humanas, sino en divinas y en todas las ciencias.
Cátedra de Medianos y Menores, a cargo del padre Francisco de Morales, teólogo consumado...
"La universidad tendrá por patrón a nuestro glorioso padre San Francisco Xavier, nuevo apóstol de la India, y llevará su nombre para que con su patrocinio y amparo el aprovechamiento de los estudiantes sea lo que yo deseo, para mayor gloria de Dios Nuestro Señor y ensalzamiento de su santo y bendito nombre e IHS... San Marcos de Lima”.
“... Y en esta forma, dejo fundada la Universidad y Colegio Real anexo e incorporado...”
En uso de la autoridad concedida por Bula Apostólica y Privilegio Real, con las provisiones de los Señores Virreyes y Decreto de la Real Audiencia, primero se nombró al Rector de la Universidad y luego al
Cancelario y al Prefecto de los Estudios, designación que recayó en el Padre Ignacio de Arbieto por contar con el aval de haber sido durante muchos años catedrático de Teología en Lima.
En 1621 el padre Juan Frías de Herrán, Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, antiguo rector del Colegio de Santiago de la Plata, fundó dos colegios para hijos de familias nobles: uno en esta ciudad Sede de la Audiencia de Charcas: el “Real Colegio Convictorio de San Juan Bautista” y otro en el Cusco: el “Real Colegio de San Bernardo”. En esa oportunidad se inició las gestiones ante el Papa y el Rey, para que la Compañía de Jesús en el Perú concediera a los estudiantes de sus colegios grados superiores: el de bachiller, licenciado, maestro o doctor.
Con este apoyo, y en virtud a la bula de S. Gregorio XVI del 9 de Julio de 1621, mediante cédulas reales de 2 de Febrero y 26 de Marzo de 1622, se ordenó que en la diócesis que tuviesen colegios jesuíticos, a más de 200 millas de una universidad pública, los obispos autorizaran el otorgar los grados de bachiller, licenciado, maestro y doctor en filosofía y teología, con valides en todas las universidades de América y Europa.
El padre Frías Herrán decidió crear dos nuevas universidades en Cusco y en La Plata. En febrero de 1623 en el Colegio de la Transfiguración de la antigua Capital del Tawantinsuyo fundó la “Universidad de San Ignacio de Loyola” con las lecturas de las Bulas papales y las Cédulas reales correspondientes. Un año más tarde, el mismo padre Provincial en una visita a la sede de la Audiencia de los Charcas, el 27 de marzo de 1624, en el “Colegio del Señor Santiago Apóstol” hizo lo propio, dando por fundada la Universidad de San Francisco Javier.
Posteriormente 15 de Abril, con toda solemnidad, en el aula con artesonado dorado del Colegio de Santiago, el padre. Juan Frías de Herrán, en presencia de los Alcaldes ordinarios de la ciudad y del Cabildo, mandó a colocar las bulas, las cédulas, las provisiones del Virrey, un Auto de la Real Audiencia y una orden suya con la primera lección de la Universidad. En esa ocasión el padre Federico Tornabono, maestro de Mayores, pronunció una oración latina haciendo elogio de los estudios que se inauguraron para el bien de estas provincias “gracias a Su Santidad y a Su Majestad”, y posesionaron los maestros en las cátedras de artes.
Al padre Gonzalo Lira, miembro de la comunidad, se le pidió incorporar la patente a los prebendados de la Catedral - al Deán le competía graduar o incorporar– así se tenía al claustro completo. El 31 de Junio, en la iglesia de Santiago, se otorgaron los primeros grados al Dr. Pascual Peroches Maestrescuela de la Catedral –con 14 o 15 maestros- y doctores ya incorporados.
En virtud de la Bula, se concedió el grado de doctor al Licenciado Lorenzo López Barriales, ex alumno del Colegio.
El régimen de la Universidad
El padre Provincial dispuso que el Rector del Colegio, como se usaba en la Compañía de Jesús, el padre Luis de Santillán ejerciera su autoridad en la Universidad, y el cargo de Prefecto lo desempeñará el padre Ignacio de Arbieto, la Cátedra de Prima de Teología la dictará este mismo padre, la de Vísperas de Teología la ofreciera el padre Francisco Lupercio, la de Teología Moral la enseñará el padre Miguel de Salazar, la de Artes la brindará el padre. Ferdinando Reiman, la de Mayores y Humanidades el padre Federico Tornabono y la de Medianos y Menores el padre Francisco de Morales. Así, en las nuevas cátedras se mantuvo la de antigua de Moral, lo mismo aconteció con la de “Lengua Indica” que se mantenía a cargo del eminente lingüista padre Diego de Torres Rubio.
La Universidad tenía que contar con un Cancelario, normalmente le correspondida al Arzobispo, o en tiempos de ausencia, el Deán de la Catedral, debía aprobar las decisiones que tomaba el Rector sobre asuntos institucionales y conferir grados.
El Claustro de la Universidad fue una instancia compuesta por los maestros y doctores de la Universidad que recibieron los exámenes de grado. El Rector fue el Superior de la comunidad de los jesuitas y ejerció el
cargo de “gobierno absoluto” sobre el Colegio y la Universidad, fue designado por el padre Provincial de la Compañía de Jesús.
El padre Prefecto de Estudios supervigiló el régimen académico sobre alumnos y catedráticos. El Secretario custodió el archivo y el arca; refrendaba escritos, actuaciones y testimonios.
El Receptor fungía como procurador de los bienes y recogía multas, propinas y derechos de grados. Finalmente dos bedeles en turnos semanales supervisaron el aseo, la disciplina y la distribución de horarios.
Los grados se otorgaron, cuando los alumnos hubieran aprobado con mérito las cátedras del curso. Con tres puntos aprobados se graduaba un bachiller. Un bachiller con el respectivo puntaje y un curso más como pasante. Con un curso más se graduaba un maestro de artes. Con la facultad de Artes o Filosofía vencida y con cuatro cursos de la carrera se graduaba un bachiller en Teología. Con estos mismos estudios más dos cursos como pasante se graduaba un licenciado en Teología. Finalmente el doctor en Teología debía defenderuna tesis.
___________________
(7) Abecia Valentín Historia de Chuquisaca pág. 174; Sucre 1939(8) El 23 de Septiembre de 1580 desde Badajoz el Rey Felipe II envió a la Audiencia de Charcas una Cédula Real en la que disponía la creación de una Cátedra de Lengua General en el sitio más adecuado donde se hallase “la persona más inteligente de la lengua general de los indios” para que la “leyese”. Al mismo tiempo encargaba a los Obispos de la jurisdicción de Charcas no ordenen a los que ignoren la lengua de los indios y que, más bien, dicho conocimiento sería mérito a tener en cuenta a la hora de conceder beneficios, que los curas que tuviesen doctrinas sin saber el idioma debería cursar las lecciones, aprobar examen de suficiencia y presentar certificado que lo acredite, caso contrario los beneficios de las doctrinas de las que gozaban quedarían vacantes, etc. (9) Memorial de la Audiencia de Charcas a S.M. sobre la Universidad y otras cuestiones. Plata, 28 de Febrero de 1613. 2fls. AGI Charcas 19. En el mismo memorial se destaca la utilidad de los miembros de la Compañía de Jesús que “son de gran provecho para la policía cristiana y bien de las almas” y se pide puntualmente apoyo para la comunidad de Santa Cruz de la Sierra donde viven en gran necesidad.
(10) Abecia Ibídem
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CAPITULO 2
LA IMPUGNACIÓN DE LIMA
Cuando se crearon las universidades de San Ignacio en el Cuzco y de San Francisco Xavier en Chuquisaca, se produjo la reacción inmediata en la Universidad de San Marcos de Lima, sintiendo que se dañaban sus derechos y prerrogativas como la única universidad para el Perú, envió una representación ante el Consejo de Indias solicitando la anulación de las cédulas de erección de dichas universidades. Esta instancia emitió una cédula atendiendo favorablemente la petición limeña, declarando fuera de derecho las nuevas fundaciones. Los delegados de San Marcos, de regreso a la ciudad de los Virreyes lograron la ratificación del Consejo de Indias con una provisión del Virrey de Lima don Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar. (1612-1621). (12)
Diversos oficios enviados desde Lima llegaron a La Plata, intentando hacer que la Audiencia de Charcas aplicará las determinaciones de Madrid y de Lima anulando la erección de la Universidad de San Francisco Xavier. El Oidor de turno, dispuso el “traslado” de la causa.
Luego la misma Audiencia declaró, en uso de sus prerrogativas, causa en litigio y, de esa manera, las célebres cédula y provisión no pudieron aplicarse.
La Audiencia se pronunció en un Auto, al considerar que la causa fue asumida en favor de la Universidad de San Francisco Xavier, por el Cabildo Catedralicio y el Cabildo Secular de la ciudad, por los cabildos seculares de Potosí, de La Paz, de Oruro y de otras ciudades. La causa volvió a remitirse al Consejo de Indias para que fuese revisada con serenidad.
La respuesta de la Corte de Madrid fue favorable para las nuevas universidades, conforme a la Bula del Papa Gregorio XV, que había concedido la gracia de dar grados, y gracias a los jesuitas de Roma por diez años, ésta fue ratificada en una Bula del Papa Urbano VIII a perpetuidad.
Gracias a las gestiones que realizó el padre Procurador de la Provincia del Perú en Madrid, el padre Cristóbal García Yáñez a nombre del padre Provincial Juan Frías de Herrán, del Arzobispo de La Plata, de los obispos sufragáneos, de los cabildos seculares y eclesiásticos, de las autoridades y de la nobleza de las ciudades de la Audiencia de Charcas (las que eran favorecidas con la fundación) lograron que el propio Rey Felipe IV ordenara el cumplimiento de las cédulas antiguas.
Los brillantes inicios.
Los informes de los superiores de la Compañía de Jesús, reconocieron la excelencia de los estudios de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y el “lucimiento” en los actos académicos, es el otorgamiento de grado no tenían nada que envidiar a los celebrados en la Universidad de San Marcos de Lima o de cualquier universidad de España.
El 29 de Julio de 1679, se realizó la solemne incorporación al claustro de la Universidad de San Francisco Xavier del nuevo Arzobispo de La Plata don Cristóbal de Castilla y Zamora, antiguo Inquisidor en Lima y recién Obispo de Guamanga, ciudad en la que había dejado fundada la Universidad de San Cristóbal.
En 1681, atendiendo a las necesidades del Tribunal de la Audiencia, el arzobispo don Cristóbal de Castilla y Zamora, en calidad de Cancelario de la Universidad, tomó la iniciativa de fundar a su costa, tres nuevas cátedras, dos de Cánones (de Prima y de Vísperas) y una de Instituta.
A los padres de la Compañía se les presentó una encrucijada de jurisdicciones y obediencias. Hicieron sus representaciones y explicaron sus dudas. Fundamentaron que ellos gobernaban la Universidad con autonomía disponiendo de las cátedras, con una función netamente eclesiástica, atendiendo a las bulas y Cédulas de la fundación de la Universidad.
Alegaron que con las nuevas Facultades de Derecho se presentarían otras dificultades, en las cátedras con maestros seglares, sobre los que el Rector no tendría autoridad. Se hizo la consulta a Roma y luego de recibir Bulas y Cedulas de confirmación quedaron todos en paz. El 26 de Septiembre de 1682 el padre Juan de Mora, Vicerrector, convocó a exámenes de oposición para las nuevas cátedras.
Este acontecimiento de apertura de ciencias seculares en la Universidad resulto un acierto a corto y mediano plazo. También fue una invitación para que acudan a Chuquisaca estudiantes provenientes de lugares bien remotos del Virreinato del Perú como las provincias de Tucumán y Río de La Plata.
El método jesuítico.
A partir de 1599, durante dos siglos, el código pedagógico de estudios, fue aplicado universalmente en la educación jesuítica, se regía por Ratio Studiorum. Este sistema educativo estipulaba el orden de las disciplinas, materias, reglas administrativas, el rol de autoridades y docentes, los usos y costumbres, premios y castigos, tiempos de estudios, descansos y vacaciones, los autores, etc.
La pedagogía jesuítica se caracterizó por su dinamismo en las pre lecturas, resúmenes, la base de los estudios estuvo en la gramática y las humanidades, que se nutrían en los autores clásicos greco-romanos. En el campo de la filosofía y la teología, la doctrina oficial, era la escolástica de raíz aristotélica y tomista, desde la vigorosa lectura de los textos del padre Francisco Suárez, complementada con las de los padres Juan de Mariana, el padre Luís de Molina, padre Juan Maldonado y otros pensadores de la Compañía de Jesús.
De esa manera, se estimuló a los estudiantes el dominio de la materia, la discusión, la destreza en el uso de la lógica, la capacidad de articular el discurso.
La base de los estudios estuvo en la gramática y las humanidades que se nutrían de textos de autores clásicos greco-romanos.
Estos fundamentos escolásticos unidos al método dinámico de la Ratio dieron lugar a una auténtica práctica filosófica en los estudiantes.
Las situaciones del mundo colonial y los contextos históricos confrontados con algunos elementos teóricos de la escolástica (derecho de resistencia al tirano, derecho de conquista, la necesidad de obedecer las leyes, la nulidad de leyes injustas, la soberanía del pueblo, las formas de gobierno...) plantearon cuestionamientos que fueron resueltos por aquellos espíritus inquietos con una creatividad, y un ímpetu que dieron lugar a mantener opiniones que condujeron a cuestionar la legitimidad de la presencia colonial española en América.
Producción intelectual.
La historiografía boliviana lamenta y lamentará siempre la pérdida de los archivos de la Universidad y del Cabildo de Chuquisaca, quemados por la soldadesca de las fuerzas de Belzu; el 6 de diciembre de 1848, después de su victoria sobre la fuerzas de Velasco en la batalla de Yamparáes, se alojaron en el edificio que entonces fungía como Palacio Legislativo, antes Universidad, y hoy Casa de la Libertad. Se supone que desaparecieron los testimonios de la actividad intelectual de las personas que pasaron por las aulas de San Francisco Xavier. (13)
Sin embargo es posible seguir el rastro de la producción de algunos
personajes miembros de la Compañía de Jesús, el padre Diego de Torres Rubio, quién regentó la cátedra de Lengua durante cuarenta años, se conocen sus gramáticas, vocabularios y artes de las lenguas Quechua, Aimara y Guaraní , la forma hablada por los chiriguanos
Consolidación de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca
Aunque la Universidad de Charcas, La Plata o Chuquisaca, contó con Real Cédula fundacional posterior a las universidades de Santo Domingo, Lima México y Córdoba, la disposición real no se ejecutó de manera inmediata. Fue en el siglo XVII cuando Charcas logró ser sede de una institución superior de una manera efectiva y real. Con anterioridad habían sido realizadas otras peticiones a la corona, tanto desde la sede arzobispal como de la real audiencia. Los jesuitas habían fundado un colegio en 1621. Su funcionamiento oficial data de 1623 constituye el cimiento de la erección universitaria, que llevo adelante el padre Luis de Santillán.
Otra fuente para el estudio de la Universidad de Charcas fue la real resolución de Carlos III, de 15 de febrero de 1785, por la que se otorgó a la Universidad todos los honores y privilegios concedidos a la de Salamanca” (14).
Igualmente es interesante realizar el análisis, en la obra Salmantica docet. En esa obra se deja claramente reflejada la influencia de la institución salmantina en su homóloga de Charcas.
Los teólogos y filósofos de San Francisco Xavier se formaron lejos de las corrientes filosóficas universales que aquel tiempo era estudiadas y discutidas en importantes centros académicos europeos. Los estudiantes universitarios de Charcas desconocían, los sistemas filosóficos surgidos como consecuencia del gran movimiento cultural e intelectual del Renacimiento.
Su filiación al tomismo les impedía compenetrarse con los postulados
de Descartes, Hobbes, Espinoza y Leibniz. Renunciaron a los conceptos establecidos en el Discurso del Método y otras obras de importancia fundamental.
A esta concepción del mundo, que sostuvo la razón como un don divino, los jesuitas le agregaron un componente ideológico que entonces vivía la sociedad humana.
El tomismo jesuítico actuó como arma ideológica contra el protestantismo luterano, y, por otro lado, pretendió ser una respuesta a todas las inquietudes religiosas, culturales y políticas que estaban madurando al abrigo de la Reforma. Precisamente, las doctrinas filosóficas fueron las que enseñaron en las aulas universitarias de San Francisco Xavier, maestros que merecieron el reconocimiento de la sociedad colonial, por su empeño religioso y brillo intelectual.
La Universidad San Francisco Xavier formadora de una elite
revolucionaria.
Al hablar del Alto Perú y su importancia en la libertad e independencia
de nuestra patria, es de alusión obligada la Universidad San Francisco Xavier, institución que formo algunos de los hombres que participaron en el proceso de independencia.
Conviene mencionar, que en los territorios del Virreinato del Río de la Plata existía la Universidad de Córdoba la más antigua, su trascendencia desde punto de vista académico y curricular, fue menor, por cuanto en ella, sólo se impartían disciplinas relacionadas con la Teología y las Artes, mientras que en Chuquisaca se inauguró la Facultad de Leyes, que fue la que más atrajo a los estudiantes del Río de la Plata y del Alto Perú.
La universidad charquina gozó de gran influencia, por cuanto Chuquisaca, también fue sede la Real Audiencia y el Arzobispado. A este último se subordinaron los obispados de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Asunción, Tucumán y Buenos Aires, mientras la jurisdicción de la Real Audiencia se extendió de uno a océano, desde el desierto de Atacama hasta el estuario del Plata.
No debe olvidarse, que el prestigio de esta Universidad, atrajo letrados provenientes de distintos lugares de América, muchos de ellos egresados de los colegios San Carlos de Buenos Aires o Montserrat de Córdoba; ciudad donde no se cursaba jurisprudencia, ni se otorgaban grados de facultad seglar. Los jóvenes elegían a Charcas por su prestigio y por la ventaja de obtener un título doctoral
Fue tal su fama, que el general Miller, un viajero coetáneo de aquella época la llamó “la Oxford de América”.
En sus claustros universitarios estudiaron Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, Juan José Castelli, por nombrar sólo algunos del grupo de personajes destacados en nuestra historia.
Sus ideas de libertad, que abrazaron con entusiasmo, estaban influidas por los neo escolásticos hispánicos como Francisco de Vitoria, Juan de Mariana, Luis de Molina, Domingo de Soto, Bartolomé de Carranza, Diego de Covarrubias, Eliscueta otros, y principalmente, por el jesuita Francisco Suárez. En su época este prominente ignaciano sostuvo una célebre e influyente polémica, con el rey Jacobo I, de Escocia e Inglaterra; en un escrito, el padre Suarez sostenía que el poder de los reyes no era una delegación divina, y por lo tanto, debían responder de sus actos, ante sus súbditos. La conclusión práctica de tal doctrina fue la inexistencia del derecho para cuestionar el poder de los monarcas, por más tiránico o inepto que fuese su comportamiento. Al respecto, Francisco Suárez, a comienzos del siglo XVII, fue profesor en las universidades de Salamanca y Coímbra, enseñó que:
“…el poder no pasa de Dios a gobernantes si no es por intermedio
del pueblo. Es éste quien, siendo depositario del poder, lo entrega o
transmite a los hombres que han de gobernar al Estado en un suerte de “contrato” que establece que si esos gobernantes no cumplen su función de ser gerentes del bien común y se transforman en tiranos,
el pueblo tiene derecho a levantarse en contra de ellos para deponerlos, y de reasumir el poder para darlo a otros gobernantes capaces de cumplir su función acertadamente” (15)
En aquel tiempo, estas ideas constituían un germen peligrosamente insurreccional, lo que determinó que el rey Carlos III decidiera la expulsión de los jesuitas de las tierras americanas. Cornelio Saavedra le negó su apoyo al virrey Cisneros, dejando en claro que el movimiento libertario es inevitable, utilizando un argumento marcadamente suareciano:
“…y no quede duda a Vuestra Excelencia que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando”. (15)
Al calor de estas ideas del siglo XVIII, el pensamiento ilustrado que
penetró con fuerza en las aulas de Chuquisaca, tanto en su versión hispana, según la mentalidad de Feijoo o Jovellanos, por su procedencia francesa, en el que predominó el criticismo racionalista, en especial Diderot y Rousseau.
Inspirados en estas ideas, los alumnos realizaron juntas secretas a las que concurría un grupo de iniciados para “fraternizar entre sí, con el vínculo de la más perfecta unidad de ideas y sentimientos contra la Metrópolis”..(16)
Entonces, tal como hemos afirmado la Revolución iniciada el 25 de mayo de 1809, en la Ciudad de La Plata, sede de la Audiencia de Charcas, tuvo como epicentro la Universidad de San Francisco Xavier, por cuanto sus protagonistas, fueron alumnos prominentes, como Jaime Zudáñez, los hermanos Joaquín y Manuel Lemoine, Bernardo Monteagudo, José Mariano Serrano, Mariano Moreno, Juan José Castelli y otros jóvenes venidos de Buenos Aires, Cuzco, Córdoba y Lima, quienes decidieron estudiar abogacía en Chuquisaca, uno de los centros más calificado del continente, la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Xavier, cuyo prestigio, fue una de las mejores de Hispanoamérica.(16)
El periodo jesuítico de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca.
A fines del siglo XVI, la ciudad de La Plata, otrora villa cuatro veces heroica y leal, la amante de las causas justas, se preció de ser madre de otras ciudades, la sede de un inmenso Obispado, y una Audiencia con jurisdicción de océano a océano. Con motivo de la llegada de los miembros de la Compañía de Jesús, una orden nacida con el ímpetu de las utopías humanistas del Renacimiento, presentó en el seno de los ministerios apostólicos, la novedad del humanismo.
La Compañía de Jesús, no había planteado inicialmente el sostenimiento
de centros educativos, en aquellos tiempos que era casi inexistente la educación pública, poco a poco, fue adquiriendo el monopolio de la educación.
El diseño de los fundadores (San Ignacio y sus compañeros) quisieron dedicarse al apostolado, los ejercicios espirituales, la predicación, la catequesis, la resolución de conflictos, la práctica sacramental y las obras de misericordia. Sin embargo las circunstancias y las necesidades en varias poblaciones, empujaron a sus miembros a planificar su labor apostólica, en los términos de la educación impartida, desde la institucionalidad de los colegios.
En ellos, se descubrió una veta abierta y rica para despertar el desarrollo de todas las posibilidades humanas, en la educación de la juventud. De esa manera se creó un nuevo proyecto pedagógico, que se plasmó en la Ratio Studiorum.
“Los jesuitas, apegados a su ideal pedagógico definido en la Ratio Studiorum, enlazaban, simultáneamente, instrucción y educación en la formación de un estilo y espíritu de vida; precisamente, en el proceso de enseñanza-aprendizaje cuyo objetivo conjugaba, a través del raciocinio lingüístico, conocimientos y valores, saber y ética, palabra y acción, cultura y buenos modales, a través del ejercicio de la persuasión por medio la Retórica. Todo aquello fue posible gracias al sistema administrativo de la Universidad, que fue ejemplo de la capacidad administrativa jesuítica. Sus miembros debieron tener una vida ejemplar, de austeridad y rectitud, celosos del cumplimiento de las normas jesuíticas, la cual daba garantía de respeto y obediencia, como acatamiento a la autoridad y, en suma, garantía de eficiencia en la gestión administrativa, así como en la misión espiritual y educativa la Orden de San Ignacio de Loyola”. (17)
Los municipios en Europa solicitaron la creación de planteles de la Compañía de Jesús, en cuyos estudios, aparte de la formación religiosa que ofrecieron profundizar en el humanismo de los autores clásicos, educaron el espíritu cívico. Esa fama de los jesuitas, determinó que en el Virreinato del Perú, los prelados, los cabildos y vecinos prominentes soliciten centros educativos bajo la dirección de la Compañía. Aunque la orden llegó a las Indias con la opción prioritaria de la evangelización a los indígenas, pudieron hacer compatibles sus labores pastorales y educativas en sectores urbanos.
La Compañía de Jesús en Charcas, con presencia de sus colegios en las principales ciudades, la Universidad en La Plata y sus misiones en Mojos y Chiquitos, constituyen una referencia ineludible a la hora de estudiar el proceso cultural y la evolución de las identidades, en lo que ahora constituye Bolivia. Se puede rastrear y descubrir, tanto en las culturas populares la marcada religiosidad, como la configuración ideológica de las élites, la honda huella de la labor educativa y pastoral de los jesuitas. Las aulas de los colegios y de la Universidad formaron a los individuos –y grupos- que ejercieron un liderazgo intelectual y político.
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(12) La Universidad de Lima, hace “mercurio alado” o de “Saulo que va a Damasco”, en medio de gran concurso de gente se presenta ante la Audiencia y lee la provisión del Virrey ante el Oidor semanero, Lic. Antonio Fernández Montiel. Este, sereno pronuncia: “Traslado”, que supone el paso a pleito, el cual duró un año. Ni la cédula del Concejo de indias ni la provisión del Virrey se ejecutan inmediatamente.
(13) Dubravcic L Antonio; Villa Urioste Sergio, “Destrucción de manuscritos archivados en la Casa de la Libertad citado en http://www.portalchuquisaca.8m.com/novedades/articulo3.htm
(14) González Rodríguez, María de la Paz La Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca (Alto Perú). Bibliografía crítica y estado de la cuestión. Estudios de historia social y económica de América - Número 11, 1994 Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones
(15) Chuquisaca, el fermento revolucionario www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi99/guerrasincuartel/.../chuquisaca.htm
(16) Abecia V. Ibídem
(17) Samudio O.E.. “El imaginario jesuítico en la Mérida colonial y republicana”
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CAPITULO 3
SÍMBOLOS
UNIVERSITARIOS:
EL ESCUDO UNIVERSITARIO
El padre Jorge Frías
de Herrán, dio a conocer las disposiciones generales del funcionamiento de la
universidad en 1624, señaló que el sello y escudo de la universidad deben tener
las siguientes características:
Y por que
conviene que aia un sello particular para señalar los títulos de los grados, y
para los demás despachos de la Universidad, se hará un sello de acomodada
proporción, y tamaño que contenga en sí las armas de la Universidad, las cuales
se ande fijar asi mismo sobre la puerta principal de la Universidad, poniendo en
la parte superior Jesús (IHS) y a la mano derecha las armas del Rey Nuestro
Señor, y a la izquierda las del Señor Patrono de la Universidad (el glorioso
Padre San Francisco Xavier, apóstol de las Indias) y en la
parte inferior
las de la Ciudad, en la forma que mejor
se pueda disponer, y estas mismas se han de dibujar y
poner siempre en iluminación o pintura en todos los títulos de los Grados
(16).
El sello que la
Universidad estampaba en los títulos de bachilleres tenia las siguientes
características:
“La parte
superior dividida en dos cuarteles, en el de la derecha las armas de Castilla
(dos torres con dos leones rampantes), en la izquierda San Francisco Xavier con
una cruz en la mano. En el cuartel inferior el águila de dos cabezas al medio de
las columnas de Hércules.(18)
La
Bandera Universitaria.- (19)
Fue creada en fecha 8 de julio del año de mil novecientos
cuarenta y cuatro en
base a la Resolución aprobada por el Consejo Universitario, que a la letra dice:
Doctor Aniceto Solares.
Rector de la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier.
Por cuento el H. Consejo Universitario ha aprobado la siguiente resolución.
CONSIDERANDO:
Que es necesario dotar a la Universidad de San Francisco Xavier, de una Bandera
que constituya el símbolo de su tradición;
CONSIDERANDO:
Que el Seminario de San Cristóbal y el Colegio de San Juan Bautista han sido el
núcleo sobre el cual se fundó, más tarde la Universidad;
CONSIDERANDO:
Que los estudiantes de dichos establecimientos usaban como Distintivos insignias
rojas y azules respectivamente.
SE RESUELVE:
Art. 1º.- La Bandera de la Universidad constará de dos fajas horizontales, una
de color rojo y otra azul y en el centro el escudo de la Universidad.
Art.2º.- Se llevará en todas las ceremonias oficiales de la Universidad, junto
con la Bandera Nacional.
POR TANTO:
La promulgo para su vigencia.
Dado en el Salón del Rectorado a los ocho días del mes de julio de mil
novecientos cuarenta y cuatro
Firmado: Secretario General
Rector
HIMNO UNIVERSITARIO
No tenemos más armas en la lucha
que el estudio que enseña a vencer
ni tenemos más fe que en la ciencia
ni tenemos más ley que el saber
En la senda de la luz de la idea
de la ciencia marchemos en pos
y subamos allí donde brilla
el progreso como único sol.
Levantemos el lábaro augusto
que señala el camino triunfal
que conduce a la meta soñada
donde reina el supremo ideal
No tenemos más armas en la lucha
que el estudio que enseña a vencer
ni tenemos más fe que en la ciencia
ni tenemos más ley que el saber
Persigamos el arte que es gloria
persigamos la gloria que el luz
y rasguemos las nieblas que teje
la ignorancia en su denso capuz
¡Adelante! la ciencia es victoria
ella lauros nos ha de ceñir
si escalamos la cima gloriosa
nuestro, nuestro será el provenir
No tenemos más armas en la lucha
que el estudio que enseña a vencer
ni tenemos más fe que en la ciencia
ni tenemos más ley que el saber
(Documento
elaborado en 1909 con letra de Jorge S. Mendieta,
Música de Alfredo Jáuregui Rosquellas
(Archivo de la Casa de la Libertad)
Patrono de la Universidad San Francisco Xavier
(20)
En el año de 1624,
los jesuitas visionarios decidieron fundar una Casa Superior de Estudios, en un
lugar equidistante entre las ciudades de Lima al norte y Buenos Aires por el
sur.
Posiblemente su duda
fue bastante grande para asignar un nombre a la nueva Casa de Estudios, y
fijaron la mirada en el fundador de su orden religiosa: Ignacio de Loyola, allí
encontraron a un clérigo, co-fundador de la compañía de Jesús, constituyendo su
nombre el adecuado: Francisco Xavier.
Francisco de
Jasso Azpilcueta Atondo y Aznares de Javier,
nació el 7 de abril del año 1506, en el Reino de Navarra, donde su padre se
desempeñaba como presidente del Real Consejo de los Reyes de Navarra. En esa
ciudad conoció a quien fue posteriormente su íntimo amigo y tiempo después
fundador de la orden jesuita, Ignacio de Loyola, y de esa manera tuvo origen el
nacimiento de la idea de la creación de la Compañía de Jesús. Sus hermanos
mayores Miguel de Javier y Juan de Azpilicueta, participaron en la guerra entre
Navarra y Castilla, su casa fue destruida por haber sido centro de las
reuniones de resistencia.
En 1534 Francisco
Xavier, terminó los estudios e inmediatamente se dedicó a la caridad, viajó a
la tierra prometida donde cumplió un voto de castidad. Unos años después volvió
a reunirse con Ignacio de Loyola, ambos visitaron al Papa Paulo III, con el
objeto de solicitar la autorización para la fundación de la orden. Francisco
Xavier falleció a la edad de 46 años, en China, un 3 de diciembre del año 1522.
El edificio
En los inicios, el Colegio del Apóstol Santiago de La Plata, sufrió escasez de
recursos económicos, pero poco a poco, gracias a que los jesuitas supieron
aprovechar las donaciones de los benefactores, compraron los solares adjuntos a
la capilla y a antigua casona, ubicadas en la manzana noroeste de la plaza de
armas. Casi toda la cuadra, salvo el edificio del Cabildo Secular, quedó en
manos de la Compañía.
La Construcción del templo, de planta de cruz latina, fue concluido en 1617
cubierto con el alfarje mudéjar y adornado con cuatro retablos dorados, (con
pinturas del pincel del célebre H. Bernardo Bitti). En la Pascua de 1620, fue
consagrado al Señor Santiago Apóstol
Ese mismo año se inició la construcción de la torre para colocar el
reloj de la ciudad. Posteriormente, se anexó al templo grande, una capilla
cubierta de bóvedas para la Congregación, que hoy se conoce como la capilla de
Loreto o de los Oidores.
Se menciona también, que la Cofradía de los indios contó para el uso de sus
cofrades de una capilla “grande y capaz” con cubierta de bóveda, ubicada
perpendicularmente al templo de Santiago. Se construyó a principios del siglo
XVII, posteriormente, entre los años 1660 y 1662 se realizaron trabajos de
refacción.
En 1630, la comunidad contó con la presencia del polifacético padre Francisco
Castells, quien fue un maestro en la Arquitectura (21), inició la construcción
de dos lados del patio principal, construcción que guarda armónicamente la
proporción aurea, con arquerías, con columnas toscanas labradas en piedra
arenisca en el primer cuerpo, en el segundo con el doble de arcos sobre un
parapeto y con columnas de orden jónico.
Lastimosamente las dificultades económicas de la comunidad no permitieron la
terminación del claustro hasta el año 1664.
Gracias a la munificencia de los arzobispos don Bartolomé González de Poveda y
de don Juan de Queipo del Llano y Valdez se construyó un nuevo edificio
destinado exclusivamente para la Universidad,(22) hoy se conoce como “Casa de la
Libertad” donde se firmó el 6 de Agosto de 1825 el Acta de la Independencia de
Bolivia.
La construcción, contaba, con una portada barroca ubicada hacia la Plaza de
Armas. Por testimonios, se conoce que el edificio era de dos cuerpos, con
columnas pareadas, más tarde y a mediados del siglo XIX fue reemplazada por una
fachada de estilo académico posteriormente, a mediados del siglo XX, los
primeros archivos fotográficos de Sucre, dan cuenta que se reemplazó por una
fachada que recuerda la barroca original.
El resto del edificio guarda sus características originales. Por un amplio
zaguán se ingresaba al claustro de una sola planta con arcadas - iguales a las
del primer cuerpo del patio principal del colegio- sostenidas sobre columnas
toscanas (23)
Alrededor del claustro se distribuían las aulas que en un momento albergaron las
cátedras, el archivo, el museo, y la capilla que fungía como aula magna, es
conocida en la actualidad, como Salón de la Independencia y conserva su antiguo
esplendor decorativo, consta de una sillería tallada en cedro con policromía y
ribetes dorados, dos púlpitos tallados dorados y una hermosa tribuna regia
tallada y dorada donde otrora, en los actos solemnes de la Universidad, se
ubicaba el Real Acuerdo de la Audiencia
El complejo del Colegio contaba con un claustro y su capilla, destinado como
casa de retiros.
De los patios de distribución doméstica, han quedado pocos vestigios, debido a
las edificaciones añadidas en los siglos posteriores, ya en ausencia de la
Compañía.Personajes
ilustres en el quehacer universitario de Charcas.
Juan de Frías Herrán S.J.
(24) Nacido
en la localidad española de Medina del Campo. En 1563, ingresó al noviciado en
su ciudad natal. En 1585 fue destinado a Lima, en el Virreinato del Perú;
completando sus estudios, se ordenó de sacerdote. En 1594, fue nombrado
primer Rector del Seminario de San Luis, cargo que desempeñó hasta 1600,
posteriormente fue transferido a Chile, como Rector del Colegio de Santiago.
La instrucción pública fue siempre su gran preocupación. Reunió una Congregación
provincial en Lima en 1624; como provincial fue trasladó al colegio en Arequipa,
desempeñó las funciones Rector desde 1632, hasta 1634. Fue trasferido a Charcas.
Fundó en La Plata los Colegios de Santiago (1621) y de San Juan Bautista (1623).
El primero sería convertido en la Universidad de San Francisco Xavier de
Chuquisaca, apoyado en el Breve In Supereminineti de Gregorio V (1621), aceptado
por cédulas de Felipe V (1622), de los virreyes Francisco de Borja (1621),
Fernández de Córdova (1623) y de la Real Audiencia de Charcas (1623), mediante
las cuales, los colegios jesuíticos podían otorgar títulos académicos.
En 1626, el padre Juan Frías de Herrán, fue transferido a Arequipa, donde
falleció en 1634. (25)
Luis de Santillán S.J.
Nació en Lima Perú en 1540. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1599; fue
destinado a Santiago de Chile como profesor de filosofía. Posteriormente
transferido a la viceprovincia del Nuevo Reino de Granada en la región de Tunja
en Colombia.
La viceprovincia neogranadina, separada en 1605 de la provincia del Perú por la
dificultad de ser atendida desde Lima.
El padre Santillán fue elegido procurador de la congregación (1610), con el
encargo de solicitar al padre general Claudio Aquaviva, que elevase al rango de
la provincia.
El padre Santillán fue Rector del colegio de Santa Fe de Bogotá, entre 1612 a
1618. En respuesta a su petición al General Mucio Vitelleschi, para ser
trasladado del Perú, a Potosí con el objeto de arreglar asuntos familiares, fue
enviado a Chuquisaca, donde fue Rector del colegio San Juan Bautista y primer
Rector de la recién fundada Universidad de San Francisco Xavier (1620 –1627)
Desempeñando el cargo de Provincial en Nueva Granada, (1627 1632) incrementó los
ministerios entre negros e indios, ordenó a los estudiantes jesuitas aprender
lenguas indígenas, como requisito previo a la ordenación. Acabado su mandato
retornó a Lima, donde falleció el 3 de junio de 1654.
Arzobispo Cristóbal de Castilla y Zamora
Nació en la población española de Lucena, el 13 de octubre de 1615.
Realizó sus estudios en el Colegio Real de San Miguel de la Universidad de
Granada, doctorándose en Derecho, se recibió de Abogado en la Cancillería de
Granada. Fue nombrado Rector del Colegio Imperial y también de la misma
Universidad.
En 1656 fue designado primero Fiscal, e Inquisidor del Perú. En el año 1663
desempeñó el cargo de obispo de Huamanga (Perú). Su actividad fue decisiva para
la consolidación de la Diócesis. En 1677 el Rey le designó Arzobispo de La
Plata, tomó posesión de ese cargo en 1679. Se preocupó por el Seminario,
comprando terrenos de la Catedral para construir un nuevo edificio.
Desde 1620 y hasta 1626 fue designado Provincial y
calificador de la Inquisición en el Perú. Durante el tiempo que fue Provincial,
se ocupó principalmente del mantenimiento y creación de colegios. Los colegios
de San Bernardo y San Francisco de Borja en el Cuzco, fueron fundados por él.
Se dedicó a la actividad universitaria y cultural, una de sus primeras tareas
fue incorporar su título en la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca
(29-VII- 1679). Fundó las tres cátedras de Vísperas, Prima de Cánones e
Instituta de Leyes que significó el inicio de los estudios jurídicos en Charcas.
En un documento manifestó su última voluntad, dejó por albacea a Francisco de
Zamora Montenegro, cura de Potosí, fue uno de los dos sobrinos sacerdotes que
trajo en su viaje a Charcas. Falleció el 7 de diciembre de 1683, en la hacienda
de Cachimayo, está enterrado en la Catedral Metropolitana de la ciudad de La
Plata, hoy Sucre.
Juan José de Segovia Liendo.
Nació en Tacna el año de 1728, desde sus ocho años de edad vivió y se educó en
Chuquisaca. Fue estudiante en el Colegio San Juan Bautista, cursó estudios de
Filosofía y Derecho en la Universidad de San Francisco Xavier. Se recibió de
abogado el 3 de junio de 1753. Fue Relator interino de la Audiencia de Charcas
en el año de 1757; posteriormente, nombrado titular en 1771. (27)
Ocupo el cargo de Examinador Sinodal del Arzobispado (1764) y de Auditor de
Guerra en la expedición a Mojos.
Participó activamente en tres acontecimientos históricos de trascendental
importancia: las sublevaciones indígenas de 1780, la rebelión mestiza de 1785 y
los hechos inmediatamente anteriores a la revolución del 25 de mayo de 1809.
La
ausencia del Tomismo Jesuítico, en las Aulas Universitarias, configuró un modo
diferente de pensar, Segovia manifestó:
El indio, si se mira como hombre, parece desdecir de la excelencia de la
racionalidad la corta comprensión de su espíritu, pero al mismo tiempo se
advierte en él una malicia muy adelantada con muchas prevenciones para su propia
comodidad: por lo que se puede escribir que si no es el animal de Platón, es en
el cuerpo, feo, en el ánimo, zorra; en el vestido, ridículo; en las costumbres,
bárbaro; en la mesa, ebrio; en la hermosura, demonio; en la conversación, mudo;
en los secretos infiel; en la ciencia, agorero; en la fidelidad, falaz; en la
religión, supersticioso; en el matrimonio, señor; y en fin, son hombres que se
mantienen de cuclillas todo el día
(28)
En lo académico, fue Catedrático interino en 1760
y luego en 1764 titular en la materia de Víspera de Cánones.
Contrajo nupcias con Manuela del Risco y Agorreta, el 8 de febrero de 1774 en la
iglesia de Santo Domingo de la Villa de La Plata. (29)
Cuando ocurrió la sublevación general indígena (1780 – 1782) Segovia fue
nombrado Coronel del batallón de abogados y de practicantes juristas de
Chuquisaca, demostrando su antipatía a esos levantamientos.
Fue Rector de la Universidad de San Francisco Xavier, elegido el
10 de diciembre de 1785, posteriormente fue despojado del cargo, como
consecuencia de pésimos manejos del Fiscal Real: Domingo Arnáiz de las
Revillas y del Arcediano de la Catedral Gregorio Olaso, el Virrey Marqués de
Loreto dispuso la prisión de Segovia, quien fue remitido a Buenos Aires con
escolta de soldados, previo embargo de sus bienes y documentos.
Luego de cumplir su prisión en la capital del Virreinato del Rio de la Plata,
mediante defensa legal, recuperó su libertad, después de cinco años de ausencia,
retornó a La Plata, en diciembre de 1790 fue aclamado Rector en 1791, siendo
reelecto en dos oportunidades. Falleció en la ciudad de La Plata (hoy Sucre) el
7 de abril de 1809, sus restos mortales descansan en la cripta de la Iglesia de
San Francisco.
(30)
José Antonio de San Alberto. (31)
Nacido en el Fresno, provincia de Aragón el 17 de febrero de 1727. Hijo del
doctor en medicina Agustín Campo e Isabel Julián, al ingresar a la orden de los
carmelitas descalzos cambió el apellido paterno por San
Alberto, en honor al santo reformador de dicha orden. Ingresó al convento de San
José de Zaragoza donde se doctoró en teología y leyes.
El rey Carlos III en 1778 le designo arzobispado de Córdoba llegó al virreinato
del Río de La Plata el 28 de abril de 1780.
Su
principal interés fue difundir la educación en su extensa diócesis, siendo
prosector de Domingo Faustino Sarmiento.
Gracias a su fecunda labor, fue ascendido en 1785 al cargo de Arzobispo de
Charcas. En 1786, ocupo el cargo de Rector de la Universidad de San Francisco
Xavier.
Dentro de sus importantes aportes pedagógicos, destacó en 1797, la fundación del
Oratorio de San Felipe Neri de La Plata.
Falleció en la ciudad de La Plata el 25 de marzo de 1804.
Una calle en la ciudad de Sucre y también otra en Buenos Aires llevan el nombre
“Obispo José Antonio de San Alberto” en homenaje a su labor.
La Jurisprudencia
En el año de 1681 el Arzobispo Cristóbal Castilla determinó fundar en la
universidad tres cátedras: dos de Cánones y una de Instituta, dotándolas con 600
pesos a la de Prima de Cánones, y a la de Víspera e Instituta con 350 pesos.
Eso fue financiado con el alquiler del Palacio Arzobispal que había hecho a su
costa, y con unos locales anexos ubicados en la esquina a la plaza, propiedad de
la Iglesia, y convertidos en tiendas.
El Cabildo aprobó el proyecto del Arzobispo, remitido luego a don Melchor
Navarro y Rocafault, Virrey del Perú.
_____________________
(18) Abecia V. Ibídem
(19) Torres N. B Nuestra historia de la Universidad Rectores (1624-2012) USFX
Publicaciones, Sucre
(20) Ledezma Pedro Hagiografía de San Francisco Xavier y Jassu. Comité
Editorial UMRPSFXCH 2009
(21) El P. Francisco Castells tenía entonces alrededor de cuarenta años, ocupaba
la cátedra de humanidades y se destacaba por sus múltiples talentos. Dominaba el
catalán, el castellano, el portugués, el toscano, el latín, el griego, el
hebreo, el quichua, el Aymara y el guaraní. Era pintor, escultor, dibujante,
arquitecto, bordador, carpintero, tornero, platero y herrero. También era poeta,
componía versos. Había destacado en Lima en la cátedra de Sagrada Escritura.
Hizo preciosas imágenes y retablos y también relicarios. Partió más tarde a la
misión de los Chiriguanos. Castells murió en Santa Cruz de la Sierra el 27 de
Abril de 1644 víctima de fiebres palúdicas.
(22) Abecia Historia de Chuquisaca. Edit. Charca Sucre 1939
(23) Publicación: “Casa de la Libertad” D.L. 3-1-402-06 Sucre febrero 2006
(24) Barnadas Josep M. Diccionario histórico de Bolivia T.I pág. 886
(25) Barnadas Josep Ibídem
(26) Barnadas Josep M. Castilla y Zamora Pbro, Cristóbal Diccionario Histórico
de Bolivia Sucre 2002 pág. 472
( 27) Barnadas J. Diccionario histórico de Bolivia pág. 886 Sucre
(28) Loayza V.J. Segovia J.J., La universidad de Charcas. Pág. 12; Imprenta
Universitaria Sucre 1998
(29) Gantier Valda Joaquín “Juan José de Segovia” Imprenta Qori Llama Sucre,
1989
(30) Loayza V.J. La Universidad de Charcas Sucre 1998 pág. 6
(31) San Alberto, J. A. (1786) Colección de Instrucciones Pastorales. Madrid:
Imprenta Real. 2 v.
********************
CAPITULO 4
EL
CAMBIO DE DINASTÍA
El cambio de
dinastía en España a principios del siglo XVIII determino también un cambio en
la política de la corona, fue orientado hacia un régimen absolutista y
centralizado. El absolutismo surgió en el ambiente protestante, luego asumido en
Francia por Luis XIV y traspasado a España con los reyes Borbones, rodeaba a la
autoridad de los reyes de una áurea sacra, la cual traspasaba toda soberanía
civil o autoridad suprema de la esfera, y consideraba a la monarquía como la
única forma perfecta y legítima de gobierno. En esa figura el Rey que se
arrogaba poderes absolutos incuestionables por sus súbditos, rompió en el mundo
hispánico el vínculo con la tradición escolástica que daba al pueblo un rol
central en la participación política.
(32)
Carlos III, rodeado de ministros y cortesanos fervientes cultores de la
ilustración (algunos manifiestamente antirreligiosos), el absolutismo regio
adquirió la impronta y el carácter que éstos le marcaron en las reformas que se
hicieron para modernizar la monarquía. No es un secreto que entonces se veía a
la Compañía de Jesús y su influencia en todos los estamentos sociales, como un
freno a sus iniciativas de cambio.
Sin expresar la
causa verdadera, simplemente propias de un espíritu despótico “movido por
razones de gran peso, en la conciencia y en la obligación de mantener la
obediencia, la paz y la justicia en su pueblo y por muchas razones, justa y
exigentes que él guardaba en su real pecho” (31)
Carlos
III expulsó de todos sus dominios a los miembros de la Compañía de Jesús.
Los expulsos de
La Plata
Obedeciendo la
pragmática sanción de su Majestad el Presidente de la Audiencia de Charcas
Victorino Martínez de Tineo, a las cinco de la mañana del 18 de Agosto de 1767,
procedió a aplicar las órdenes hasta entonces mantenidas en el más absoluto
secreto. Los padres y hermanos de ambos colegios fueron arrestados en la casa de
ejercicios del Colegio Grande. La partida de los jesuitas de los colegios de
Chuquisaca fue prevista para el día siguiente con el arresto a las cinco de la
mañana. Como no se tenía previsión de alimentos para el viaje, tomando en
cuenta la cantidad de los expulsos y los soldados que los custodiarían, las
autoridades tomaron y embargaron las acémilas y los comestibles de los
pobres viajeros que tuvieron la mala suerte de ingresar a la ciudad ese mismo
día.
En la ciudad, el Rector del Colegio de San Juan Bautista y el Procurador del
Colegio de Santiago, quedaron arrestados en un convento, mientras terminaban de
entregar inventarios y papeles.
A pesar de las órdenes que prohibían bajo severos castigos a los habitantes de
La Plata salir a las puertas o ventanas, las personas acudieron a los balcones
de las casas para despedir a los padres entre gritos y lágrimas. Mayor fue el
“tropel” del pueblo que los siguió por las calles. Ante la consternación
expresada al principio en suspiros, luego en lágrima y con alaridos, el tumulto
popular estallo en un motín.
El
comandante de caballería tuvo que aplicar la violencia sin consideración de
sexo o edad, dando golpes de alfanje y espadas. El cortejo que conducía a los
padres como reos, a pesar de la agitación no se detuvo en su marcha. Seis millas
duró la inquietud y el griterío, hasta que el pueblo cansado del polvo y de las
hostilidades de los soldados se despidió de los padres.
(33; 34)
Después de la trágica despedida por parte de la población de La Plata, los
jesuitas tuvieron que padecer el viaje que los llevó a Oruro como víctimas del
exceso de celo, o mejor dicho del resentimiento, de su conductor.
Los soldados de la escolta ante la necesidad iban
desertando, poco a poco durante la noche, no sin robar antes las mínimas
pertenecías de los conducidos.
La mayor parte de viaje lo realizaron por lugares despoblados, sin consideración
a los padres ancianos, pernoctaron al raso, precisamente en los días propios de
la estación invernal. (35)
Cuando llegaron a Oruro, el Corregidor de la Villa, Juan Leonardo se enteró del
comportamiento inhumano del conductor, ordenó sobre él un castigo y trató de
brindar un trato humano a los jesuitas, alojándolos en el convento de Santo
Domingo.
De Oruro continuaron el viaje a Tacna, donde tenían que esperar la embarcación
que los conduciría al puerto del Callao.
En Tacna, se encontraron 70 jesuitas, casi todos miembros de las casas del
distrito de Charcas. La espera duró alrededor de dos meses y medio donde por
última vez, recibieron un buen tratamiento de las autoridades. Al llegar a Lima
conocieron un trato radical. El Virrey prohibió la comunicación entre los
jesuitas que llegaron de Charcas con los arrestados de Lima. Estos partieron en
el barco llamado El Peruano, el mismo día en que llegaron a puerto los del La
Sagrada Familia, los cuales partieron hacia Lima en las mismas calesas que horas
antes transportaron a los primeros.
Los jesuitas que llegaron del resto de los Colegios de la Provincia, fueron
depositados en la Casa Profesa de la Compañía.
Allí el hacinamiento y la incomodidad hicieron que se viva en condiciones muy
difíciles. La guardia de estrictos centinelas impidió toda comunicación con el
exterior, donde familiares de los jesuitas trataron de saber algo de ellos.
El mismo Virrey, que se esmeró en difamar a los jesuitas por una parte, por otra
aseguraba a los familiares y vecinos notables de Lima que los arrestados estaban
atendidos espléndidamente, hacía las veces de vigilante y organizó desfiles
espectaculares por la ciudad para publicar el decreto de Expulsión.
Sin embargo, las familias y otras personas amigas se dieron modos de hacer
llegar provisiones y socorros para los detenidos.
El
día 12 de Marzo de 1768 embarcaron a 162 expulsos en el destartalado navío Santa
Bárbara con capacidad sólo para 60 pasajeros, manejado por una indisciplinada
tripulación, con insuficientes provisiones y reservas de agua.
En
los seis meses que duró el viaje a través de la ruta del sur, por el Cabo de
Hornos, el trato a los padres fue soez y hasta cruel con los enfermos y
ancianos.
Al
pasar por Valparaíso el olor de la nave ya era irrespirable y los alimentos
estaban putrefactos.
Una vez que
cruzaron el Cabo de Hornos no dejaron de padecer tempestades y estuvieron a
punto de naufragar. El 29 de agosto arribaron a Cádiz, el hermano Juan Santiago
de los Ríos,
del Colegio
de Chuquisaca, murió de hambre y debilidad, Fueron arrestados en el Puerto de
Santa María, donde fallecieron el Hermano José Ignacio Pajares del Colegio de
Cochabamba y el padre Juan Andrés Leoncini del Colegio de Potosí.
En
esa ciudad puerto los jesuitas del Perú fueron repartidos como prisioneros en
distintos conventos, tuvieron que esperar hasta el 12 de Marzo de 1769, para
embarcarse en una urca sueca rumbo al puerto Especie y ahí terminar su exilio
en el Ducado de Ferrara.
Cuando llegaron a Cádiz, corrió la noticia del que el Rey concedería la gracia
de volverlos a América a los nacidos en el continente y firmen sus dimisorias
como miembros de la Compañía de Jesús y con el apoyo real lograrían ante la
Santa Sede la anulación de sus votos. No fue verdad, esto provocó un cisma
doloroso en el grupo de religiosos que hasta entonces se había mantenido unido
en su infortunio.
A
partir de la expulsión, la Universidad padeció un verdadero trauma institucional
que afecto a la vida intelectual de toda la sociedad. Hasta entonces se había
gobernado con la autoridad exclusiva de la Compañía de Jesús que procuraba su
gestión académica y gestionaba su propio sostenimiento económico.
Desaparecidos los padres jesuitas y secuestrados todos sus bienes, entraron en
pugna el arzobispo en su condición del Canciller de la Universidad y la
Audiencia en cuanto que tenía la autoridad delegada del Patronato Real.
La Universidad
pasó a depender del Arzobispo don Miguel de Argandoña Pastén y Salazar, también
del Cabildo Metropolitano.
(36)
La
Presión de las autoridades civiles pregonaba que se aplique la consigna de la
Monarquía de erradicar en todas las instituciones los resabios de “jesuitismo”,
calificándolo de laxista.
Así, al obsecuente Arcediano de la Catedral y Rector de la Universidad
(1784-1785) don Gregorio Olaso se atribuía ante Carlos III el mérito de haber
arrancado todo rastro de enseñanza jesuítica. Sin embargo era
evidente que, sea por fidelidad o sea inercia, el modo, la forma y el fundamento
se mantenían dentro del cuño de la Compañía.
Durante mucho, tiempo el esquema escolástico tomista y suarista de San
Francisco Javier, perduró a pesar de las reformas. Las evidencias mostraron que
fueron vanos los empeños reformadores. A principios del siglo XIX en La Plata
aún quedaba toda una generación de intelectuales ejerciendo su enseñanza y su
práctica forense. Además, las obras de Suárez, junto con las de Santo Tomás, se
encontraban en todas las bibliotecas de oidores, eclesiásticos, abogados,
catedráticos y otros personajes letrados de fines del siglo XVIII y Principios
del Siglo XIX.
Estas mismas bibliotecas se fueron enriqueciendo con libros del pensamiento
ilustrado enciclopedista, tanto español como francés, que fueron inyectando
nuevos conceptos de ideología liberal de lo que significa patria, libertad,
igualdad, fraternidad, y la democracia.
Es así que en los
escritos, cartas, manifiestos y otras fuentes documentales, directas o
indirectas, de los primeros tiempos de la insurgencia independentista muestran
la elaboración de pensamiento filosófico político, basado inequívocamente en las
fuentes suaristas donde se cuestionaron los dogmas que imponía el absolutismo
monárquico.(37)
Esa producción se argumentó en base a la necesidad y el derecho de que los
habitantes de estos territorios puedan acceder a conducir autonómicamente o, si
se quiere ir más radicalmente, conducir sus propios destinos por medio de su
propio gobierno.
___________
33 Querejazu Calvo R. Historia de Chuquisaca Ibídem pág. 198
37
M de la Paz González Rodríguez
Ibídem
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CAPITULO 5
LA REAL ACADEMIA CAROLINA
Con la expulsión de los jesuitas (1767), todas las instituciones que fueron
regentadas por ellos, se vieron afectadas por su ausencia, la Universidad de San
Francisco Xavier pasó a depender de las autoridades civiles y el Arzobispo
comenzó a actuar como Canciller de la Universidad.
Mientras en La Plata se mantenían por inercia los moldes tradicionales
establecidos por la orden religiosa, en Europa las ideas de la Ilustración
influyeron sobre el desarrollo de una nueva visión del estudio del Derecho,
alejándolo del paradigma escolástico tradicional y alentando una nueva
perspectiva, más acorde con las problemáticas planteadas por las cuestiones
legales vigentes en Europa. (36)
Un personaje influenciado por estas nuevas tendencias del derecho en Europa, fue
don Ramón de Rivera y Peña, quien egresó de una escuela jesuítica existente en
La Coruña (España). Este fue un hombre de gran experiencia en el campo jurídico
y educativo. En 1776 emigró a La Plata y ese año fundó la Academia Carolina, en
honor al rey Carlos III, con el objetivo de formar abogados de excelencia. La
nueva institución comenzó a funcionar dentro de la Universidad de San Francisco
Xavier, aunque dependiendo de la Audiencia en cuestiones importantes como la
designación de los profesores y la elección del Presidente de la Academia, que
debía ser siempre un oidor. (36)
Un
paso importante en la consolidación total de España en América fue el conjunto
de reformas borbónicas, principalmente ejecutadas durante el reinado de Carlos
III.
Como parte de estas reformas de interés para Charcas, fue creado el Virreinato
del Río de La Plata aprobada en febrero de 1776, el funcionamiento en la Villa
de la Plata de la Real Academia Carolina.
Su primer Ministro Director y Juez Conservador fue el doctor Joseph de Castilla
y su Presidente el doctor Alejandro Pinto, ambos venidos de España.
Naturalmente, entre los integrantes de la Academia estuvo la principal autoridad
política de Charcas: el Presidente de la Audiencia, don Ambrosio
Benavidez; junto a él, la máxima autoridad eclesiástica, el
Cancelario de la Universidad Fray Antonio José de San Alberto.
El
cuerpo de practicantes y funcionarios juristas empezó a funcionar en 1776, puede
considerarse como el fórum del Estado Alto peruano.
Su
local funcionó en la planta baja del Palacio Arzobispal, hoy Palacio de
Gobierno, contiguo a la Iglesia Catedral.
La Academia,
paralela a la Universidad de San Francisco Xavier, inició sus actividades el año
1776, fue definitivamente aprobada por Cédula del 28 de agosto de 1780. La
enseñanza era práctica, aunque todavía sobrevivían los estudios teóricos.
(39)
El
postulante debía demostrar «su pureza de sangre», aunque con el transcurrir de
los años, la institución se tornó más permisiva, admitiendo a mestizos e incluso
a miembros de la nobleza indígena. El prestigio de la academia atrajo
estudiantes de todo el Alto Perú y de regiones distantes como Buenos Aires y
Arequipa, lo que le otorgó un carácter variopinto y cosmopolita.
La
creación de la Real Academia le sirvió a la Corona para mediar y regular la vida
académica de los futuros abogados, así como para reafirmar el poder y la figura
del rey que se realizaba desde el mismo ingreso de los estudiantes.
Según Joaquín Loayza Valda la admisión a la Academia se realizó a través del
juramento Justicia servanda at que fidelitate (La justicia debe ser conservada
como la fidelidad), consistente en cuatro preguntas que debían ser
afirmativamente respondidas:
¿Prometéis por esta señal de Cruz defender la Inmaculada Concepción de María
Santísima?
¿Prometéis defender la sanción XV del Concilio Constantiense en que se
proscribe el regicidio y tiranicidio?
¿Prometéis obedecer a tus superiores In Rebus Licitus et Hosnestis?
¿Prometéis aprobar al digno y reprobar al indigno siempre que os toque voto?
(40)
El texto del juramento expresaba la afirmación, resolución de discusiones y
debates políticos que la Corona española mantuvo con los miembros de la Compañía
de Jesús.
Los jesuitas fueron considerados los enemigos intelectuales y políticos de la
autoridad regia, ya que habían sostenido que ante el avasallamiento de derechos,
el quiebre del pacto y de prácticas tiránicas, se constituía como legítimo
derecho el ajusticiar al soberano (tiranicidio).
No
por casualidad, el juramento comprometió a la proscripción del regicidio, es
decir, al asesinato del monarca o al intento de conspirar e intrigar para
asesinarlo.
El
juramento rezaba que debía ser mantenida la Justicia como la Fidelidad.
Esto significaba que los abogados debían ejercer una fórmula que exigía la
conservación de la justicia como acto demostrativo de la fidelidad al monarca.
Los abogados eran llamados a obrar en un equilibrio entre dos cosas que debían
mantener: justicia y fidelidad.
Entonces, conservar la Justicia pero también la Fidelidad, podría suponer dos
cosas, o que había algo en dicho discurso que contrariaba a los propios
términos, develando los problemas políticos que abrían las reformas borbónicas,
ya que a veces, justicia y realismo político se enfrentaban mutuamente, o bien,
era la misma fórmula política que intentaban construir los borbones, con el
propósito de amalgamar amor al rey y amor a su justicia.
Una decisión importante para la vida de la Academia fue la designación de
Victorián de Villava, como Fiscal de la Audiencia de Charcas y Protector Natural
de Indios (1790), se mantuvo por cinco años, posteriormente en 1795, fue
designado director de la Academia Real Carolina. Este personaje introdujo en
1784 las Lecciones de comercio o bien de Economía civil de Antonio Genovesi -a
las que añadió un discurso preliminar y un apéndice con sus propias opiniones-,
e intervino como Fiscal, en la problemática y en el debate de su época. De
alguna forma esto politizó la intervención de la Academia y de la propia
Universidad en la discusión jurídica y política.
En
contraste, la academia se impuso como la única institución de importancia en el
virreinato del Río de La Plata, se constituyó en lo que un autor denomina una
«escuela de dirigentes para la independencia».(41)
Adherida,
parcialmente, a la ideología de la ilustración, sus egresados participaron en
los movimientos independentistas en Bolivia, Argentina y Chile. Resultado de una
institución que se constituyó como “una esfera política pública, espacio de
discusión donde un público, de tipo elitista, deliberaba racionalmente sobre
cuestiones del mundo”.
(39)
_____________
39
Mendoza Pizarro Javier Academia Carolina
Rev. Cien Cult n.22-23 La Paz 2009
40 Loayza Valda Joaquín. (1998): La Universidad de Charcas. Sucre. USFXC, p.1 1
41
Francovich, Guillermo“Pensamiento Universitario de Charcas”, 1948.
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