In illo tempore
Érase una vez la culta Charcas.
Èrase un veinticinco de mayo de 1809.
Día de Sta. María Magdalena de Pazzi en el santoral litúrgico.
Y, tus cobres tocaron a rebato despertando a la América dormida
del sueño de siglos de despotismo ilustrado.
Èrase una vez, la ciudad Blanca en el mes del floreal.
Y, tus bronces enronquecieron convocando a los hijos
del Nuevo Mundo: Patricios y plebeyos, criollos y libertos,
manumitidos y cimarrones, zambos y cholos,
mestizos y originarios.
Todos: Fieles, infieles, agnósticos, herejes y mazones.
Al clamor de: Libertad!... Mueran los chapetones!.
Érase una vez, La Plata
mecida en los potentes brazos del Sica-Sica y el Churukella.
Dos titanes pleistónicos en las estepas del Alto Perú.
Y, su grito volcánico estremeció al mundo.
Despertó el gigante dormido, el coloso americano.
Con las arengas de los Monteagudo, los Zudañes, el cura Lemoine,
los doctos de la Pontificia San Francisco Xavier,
los Oidores rebeldes de la Real Audiencia.
De cunas de abolengos ibéricos,
amalgamados con nativos de las Indias Occidentales.
Todos, americanos por derecho.
Hoy, doscientos años Ah!.
No cambia el grito libertario.
Cambia el solipsismo, qué ironía.
Érase una vez, Chuquisaca la colonial.
Y, abrieronse sus boulevares afrancesados en lluvia de:
amapolas, rosas, claveles, crisantemos, camelias,
ulalas, cantutas y la flor del airampu.
Para ovacionar.
" Ave Oh César!.
" Civilitás Salutate!.
Al deicidio caraqueño Simón de la Santisima y Trinidad.
Padre de la patria, escribano de su Constitución Republicana.
La Memoría de Nueva Granada. El Discurso de Angostura.
Érase una vez, la ciudad de los cuatro nombres,
cuna de guerrilleros de la independencia,
de Juana la amazona, centinela americana,
de caídos en la Calancha de estudiantes en rebeldía.
Sucre!.
Dónde buscar tu historia?.
En la I república gala parida por la Bastilla?.
En el diario del tambor Vargas?.
En los cementerios de Tetuán?.
En el monumento al soldado desconocido?.
En las playas del Ebro?.
En el ejercito patriota inmemorial?.
En la columna del iluminado L´Clerc?.
En el toque del silencio?.
En las 40 salvas de los cañones napoleónicos?.
En el tiro de gracia a las trece rosas en las Ventas de Madrid?.
En la guerra del´s segador´s ?.
En las atalayas de la Recoleta?.
En las luctuosas jornadas cívicas?.
Dónde?.
Dónde quedó la Patria?.
Sucre!.
Guardaremos tu historia.
Agrandaremos tu memoria.
Que nada ni nadie.
Enteraos fanáticos conversos.
Nada ni nadie, permutará tu tempus statuo de:
Capital Republicana.
Érase una vez.
Érase una vez la culta Charcas.
Èrase un veinticinco de mayo de 1809.
Día de Sta. María Magdalena de Pazzi en el santoral litúrgico.
Y, tus cobres tocaron a rebato despertando a la América dormida
del sueño de siglos de despotismo ilustrado.
Èrase una vez, la ciudad Blanca en el mes del floreal.
Y, tus bronces enronquecieron convocando a los hijos
del Nuevo Mundo: Patricios y plebeyos, criollos y libertos,
manumitidos y cimarrones, zambos y cholos,
mestizos y originarios.
Todos: Fieles, infieles, agnósticos, herejes y mazones.
Al clamor de: Libertad!... Mueran los chapetones!.
Érase una vez, La Plata
mecida en los potentes brazos del Sica-Sica y el Churukella.
Dos titanes pleistónicos en las estepas del Alto Perú.
Y, su grito volcánico estremeció al mundo.
Despertó el gigante dormido, el coloso americano.
Con las arengas de los Monteagudo, los Zudañes, el cura Lemoine,
los doctos de la Pontificia San Francisco Xavier,
los Oidores rebeldes de la Real Audiencia.
De cunas de abolengos ibéricos,
amalgamados con nativos de las Indias Occidentales.
Todos, americanos por derecho.
Hoy, doscientos años Ah!.
No cambia el grito libertario.
Cambia el solipsismo, qué ironía.
Érase una vez, Chuquisaca la colonial.
Y, abrieronse sus boulevares afrancesados en lluvia de:
amapolas, rosas, claveles, crisantemos, camelias,
ulalas, cantutas y la flor del airampu.
Para ovacionar.
" Ave Oh César!.
" Civilitás Salutate!.
Al deicidio caraqueño Simón de la Santisima y Trinidad.
Padre de la patria, escribano de su Constitución Republicana.
La Memoría de Nueva Granada. El Discurso de Angostura.
Érase una vez, la ciudad de los cuatro nombres,
cuna de guerrilleros de la independencia,
de Juana la amazona, centinela americana,
de caídos en la Calancha de estudiantes en rebeldía.
Sucre!.
Dónde buscar tu historia?.
En la I república gala parida por la Bastilla?.
En el diario del tambor Vargas?.
En los cementerios de Tetuán?.
En el monumento al soldado desconocido?.
En las playas del Ebro?.
En el ejercito patriota inmemorial?.
En la columna del iluminado L´Clerc?.
En el toque del silencio?.
En las 40 salvas de los cañones napoleónicos?.
En el tiro de gracia a las trece rosas en las Ventas de Madrid?.
En la guerra del´s segador´s ?.
En las atalayas de la Recoleta?.
En las luctuosas jornadas cívicas?.
Dónde?.
Dónde quedó la Patria?.
Sucre!.
Guardaremos tu historia.
Agrandaremos tu memoria.
Que nada ni nadie.
Enteraos fanáticos conversos.
Nada ni nadie, permutará tu tempus statuo de:
Capital Republicana.
Érase una vez.
(*) Fuente:
www.portalsucre.8m.net
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