domingo, 24 de diciembre de 2017


Balcones y Tocadores en la ciudad
de  Sucre

Antonio Dubravcic Luksic


Villa de La Plata, fundada por Pedro Anzures
de Campo Redondo el 29 de septiembre  de 1538



Plano de la Ciudad de la Plata. 
Por Ildefonso Luján, oficial pintor.
(5 de diciembre de 1777--9 de marzo de 1779).
Museo de historia – Buenos Aires


La ciudad de Sucre sigue el plano de damero, común en las ciudades coloniales, con una red de plazoletas, jardines y parques que otorgan gran armonía al conjunto urbano.
Es llamada la ciudad blanca de América, la cual atesora arquitectura patrimonial, señorial, conservadora de su visión colonial, fue  declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad 

Sucre es una de las ciudades de arquitectura hispánica mejor conservada en América Latina.
Se aprecian fuentes labradas en granito, iglesias antiguas y casas techadas con tejas de barro cocido, de paredes blancas espolvoreadas con cal, le dan un toque de distinción a la capital, junto a los artísticos balcones que destacan en las alturas entre todo el conjunto colonial. 

Alegoría Republicana de Ricardo Cahutín 
Haciendo referencia a algunas de las características de la ciudad de Sucre, capital  de la República de Bolivia

In illo tempore
Érase una vez la culta Charcas.
Érase un veinticinco de mayo de 1809.
Día de Sta. María Magdalena de
Pazzi en el santoral litúrgico.
Y, tus cobres tocaron a rebato despertando a la América dormida
del sueño de siglos de despotismo ilustrado. 
Érase una vez, la ciudad Blanca en el mes del floreal.
Y, tus bronces enronquecieron convocando a los hijos del Nuevo Mundo: Patricios y plebeyos, criollos y libertos,
zambos y cholos, mestizos y originarios.
Todos: Fieles, infieles, agnósticos, herejes y masones.
Al clamor de:
 Libertad!... Mueran los chapetones!.
Érase una vez, Chuquisaca la colonial.
Y,
abrieronse sus boulevares afrancesados en lluvia de:
amapolas, rosas, claveles, crisantemos, camelias,
ulalas, cantutas y la flor del
airampu
Érase una vez, la ciudad de los cuatro nombres,
cuna de guerrilleros de la independencia,
de Juana la amazona, centinela americana,
de caídos en la
Calancha de estudiantes en rebeldía.
Sucre!..
Dónde buscar tu historia?.  ¿Dónde?.
¿Dónde quedó la Patria?...  Sucre!.
Guardaremos tu historia.
Agrandaremos tu memoria.
Que nada ni nadie.
Enteraos fanáticos conversos.
Nada ni nadie, permutará tu
tempus statuo de:
Capital Republicana.
Érase una vez


Los  Balcones

 En Sucre son únicos, a pesar del paso del tiempo aún nos asombran con su belleza y son elementos característicos de la arquitectura colonial. Presentes en todo tipo de vivienda, son motivo de admiración y vanidad.
Los balcones servían principalmente para disfrutar de los acontecimientos cotidianos de la ciudad. Cabe señalar que en todos los modelos había dentro de ellos bancos confortables para disfrutar de la estancia, tanto para pasar noches refrescantes de verano como noches de luna y largas esperas del ser amado




Entre sus funciones, estos miradores servían para ver pasar las procesiones religiosas, también para que las jóvenes de familia acomodada salgan a escuchar las serenatas que los pretendientes les llevaban y también durante el Carnaval
.Era una costumbre muy tradicional cuando bajaban las comparsas llevando sus cascarones llenos de perfumes, las jóvenes salían a los balcones para recibirlos, como una forma de galanteo
Lo más importante es saber que aquellas obras de arte, son mudos testigos de una larga historia y que podrían contarnos con lujo de detalles cada paso del acontecer histórico y cotidiano de la bella ciudad de Sucre. Ojos y oídos de la ciudad, cómplices y testigos de amor, arte y belleza.Vigilantes centinelas, guardianes perpetuos del diario vivir de una Sucre de eterno encanto y seducción.

Tocadores
Los artesanos fraguaron el bronce y el hierro de los tocadores, mudos testigos de romances, matizados por el sentimentalismo sucrense de las casas de evocación española. El son mágico del tocador enamorado y bohemio, que con estribillos breves en su hablar en Morse llama al amor, al encanto y al recuerdo.
Estos tocadores sucrenses se componen de dos partes, el llamador propiamente tal que cuelga de la puerta de calle y el botón de hierro incrustado en aquélla, donde se da el golpe. 
Según algunos historiadores, los primeros tocadores fueron utilizados por los caballeros que ingresaban a las casas señoriales a caballo y, sin desmontar, tocaban o llamaban a la puerta para ser atendidos. Así, muchos tocadores se encuentran a una altura de dos metros y presentados con diversidad de decoraciones
  La tradición de los tocadores llamadores en Sucre  persiste hasta nuestros días. Muchos de ellos son piezas    artísticas de bronce o hierro en el que se esculpen caras   humanas, de animales mitológicos o formas más       comunes como coronas y argollas que datan de tiempos   muy antiguos.





Un tocador común es aquél en forma de una mano 
femenina, pero existen aquellos que tienen formas más originales, como la de un mono, o la de un rostro humano que burlonamente saca la lengua a todos los transeúntes que le dediquen una mirada.
No obstante, aún hoy se puede encontrar en la ciudad de Sucre una gran variedad de tocadores muchos de los cuales datan de la época colonial, como mudos testigos del paso del tiempo y un extraordinario ejemplo de la maestría y destreza para los detalles, de los cerrajeros de aquella época


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